Párrafo del libro de José-Leonel Torres (p.261):
8.7. ¿Se descubre o se inventa la ciencia?
Este es un antiguo problema filosófico, esclarecido parcialmente a través de la práctica científica de los pasados cuatro siglos, la cual ha mostrado que la invención y el descubrimiento se manifiestan a la vez y en grados diversos en las diferentes ciencias.
Las matemáticas representan un extremo en el sesgo hacia la invención. La existencia de geometrías no euclidianas y la facilidad para construirlas variando el concepto de distancia entre dos puntos, nos indican que pueden inventarse infinidad de geometrías, cuidando de satisfacer en cada caso los criterios usuales de consistencia lógica. Sin embargo, la ciencia es una actividad social que condiciona la invención individual según los canales abiertos por la tradición cultural a la que pertenece. Para inventar geometrías con la receta anterior es necesario utilizar conceptos ya existentes, como el de punto y distancia.
El aspecto social produce además un filtro social de selección casi darwiniano, que elimina mucha de esta diversidad arbitraria en el paso de su fuente individual al nivel colectivo. Este filtro tiene varios cerrojos y se abre sólo si el inventor logra interesar a alguien más en su invento. El interés de los demás depende de sus propios proyectos científicos, económicos, etc., y esto empuja a los inventos supervivientes a sumarse a alguna corriente matemática ya consolidada, o al menos a establecer comunicación con ella. Las corrientes matemáticas han sido condicionadas durante siglos por criterios de utilidad, como auxiliares en muchas transacciones humanas (comerciales, judiciales, etc.)
En resumen, el acto individual de invención matemática admite un alto grado de arbitrariedad, atenuado por el filtro que representa la socialización del invento, que depende de la coherencia de las novedades con las corrientes matemáticas previas, sujetas a su vez a criterios de veracidad y utilidad suplementarios al de consistencia lógica.
En la física la situación es similar, aunque con un nivel de libertad de invención menor que en las matemáticas, pues además de los filtros de consistencia lógica y coherencia con teorías previas, existe el de concordancia con nuevos resultados experimentales (que no gobierna el inventor), por lo que el carácter de ``descubrimiento'' es más inmediato y evidente. Sin embargo, esto no impide la invención y coexistencia de teorías alternativas con el mismo rango de validez, como la mecánica de Newton y la de Lagrange. La posibilidad de proyectos colectivos, tan frecuentes en la física actual, no modifica el argumento anterior en ningún aspecto importante, pues los inventos de un grupo deben superar el mismo filtro que los individuales.
En las ciencias sociales, el grado de libertad en la creación intelectual es aun menor, ya que al elegir los problemas de interés y sobre todo al socializar los inventos resultantes, los parámetros económicos, religiosos, ideológicos, etc. del entorno tienen un efecto más tangible sobre el inventor, que puede materializarse en un amplio rango que va desde la recompensa hasta la destrucción, como se empeña en mostrarnos la historia de manera recurrente.
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