The designation of antiderivatives as indefinite integrals and of derivatives as differential quotients has had two important consequences.
On the one hand, that notation camouflages the fundamental result of calculus and ( as will be seen in Chapter VIII) some difficult operations on derivatives as truisms. In past centuries, undoubtedly, this very camouflage secured the basic ideas of calculus acceptance by many who would have shunned a method obviously surpassing their understanding. Without the protection of a plausible appearance, those great ideas might not even have survived - just as some bright butterflies would perish if, with folded wings, they did not assume the appearance of inconspicuous leaves.
On the other hand, the traditional notation has made it difficult to understand calculus. The symbol $$\int_a^b f(x) dx$$, while objectionable on account of its dummy part, is at least reminiscent of the sums of products as whose limit the integral is defined. The symbol $$\int f(x) dx$$, however, not only fails to remind one of the inverse of derivation - the operation he has to perform - but strongly suggests sums of products (the same sums of which the integral is reminiscent) with which the antiderivative concept has absolutely nothing to do.
The traditional symbols, introduced essentially by Leibniz, make it hard to distinguish definitions from theorems, technical difficulties from profound problems, and minor results from tremendous discoveries.
All in all, Leibniz' notation accounts for what, from a sociological point of view, are the two most striking facts in the history of calculus: that for centuries the use of that great theory has been enormously wide, and that even today its use is often mechanical.''
Antes de leer la traducción lean la liga a Camuflaje Militar.
Antes de traducir doy un resumen:
El Prof. Menger nota que la notación para las integrales indefinidas usadas hasta ahora en todo el mundo es mala. El símbolo $\int f(x) dx$ no nos orienta para las operaciones que realmente hacemos cuando buscamos la función cuya derivada es $f(x)$. Además habla de un camuflaje; cree Menger, que Newton y Leibniz fueron conscientes que la mayoría de sus contemporáneos no los entendían, por lo que decidieron enseñar a sacar derivadas e integrales de memoria, y no a que comprendieran los conceptos. Esta situación no es muy diferente a la de la enseñanza de la Aritmética en la primaria; la intención de los docentes no es que los niños aprendan los conceptos, el objetivo con esos imberbes niños es que se memoricen el algoritmo, sin siquiera entender por qué es correcto. Ahora sí la traducción es ésta:
d. El Histórico Camuflaje de Ideas en la Notación de Leibniz
La designación de primitivas como integrales indefinidas y de las derivados como cocientes diferenciales ha tenido dos consecuencias importantes.
Por un lado, esa notación camuflea el resultado fundamental del cálculo y (como se verá en el capítulo VIII) algunas operaciones difíciles en derivadas como verdades sin necesidad de demostración. En siglos pasados, sin lugar a dudas, este camuflaje aseguró la aceptación de las ideas básicas del cálculo por muchos que hubieran rechazado un método, que obviamente superaba la comprensión de su parte. Sin la protección de una apariencia verosímil, las grandes ideas, incluso podrían no haber sobrevivido - así como algunas mariposas brillantes perecerían si, con las alas plegadas, no asumieran la apariencia de las hojas de las plantas.
Por otra parte, la notación tradicional ha hecho difícil entender el cálculo. El símbolo , aunque objetable por el uso de variables mudas, al menos recuerda los límites de las sumas de productos con los cuales se define la integral. El símbolo , sin embargo, no sólo falla en recordarnos la inversa de la derivada - la operación que uno tiene que hacer - sino además sugiere fuertemente sumas de productos (las mismas sumas que nos recuerda la integral ), con lo cual el concepto de antiderivada no tiene absolutamente nada que ver.
Los símbolos tradicionales, introducidos esencialmente por Leibniz, hacen que sea difícil distinguir entre definiciones y teoremas, dificultades técnicas con problemas profundos, y resultados menores de descubrimientos tremendos.
En definitiva, la notación de Leibniz nos presenta lo que, desde un punto de vista sociológico, son los dos hechos más sorprendentes en la historia del cálculo: de que por siglos el uso de esa gran teoría ha sido muy amplia, y que aún hoy en día su uso es a menudo meramente mecánico''.
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